viernes, 16 de mayo de 2008

Tu, el aire y el mundo


Correr, sentir la velocidad y como el viento se estrella contra tu cara.

Aumentar mas aun la velocidad y comprobar como te despeinas, como cada mechon de tu flequillo se mueve a su libre antojo sin hacer ningun caso al orden que tu le habias impuesto.

Sigues impulsandote, cada vez con mas ganas y con mas fuerza, pero llegas un momento en el que ya no puedes mas y te sientas a descancar.

Ves la ciudad con su ritmo frenetico, como la gente pasa, como miles de coches corren aun mas que tu, como algunos solitarios pasean por la noche, o salen a sentir el viento en la cara, al igual que tu.

Pero ya es tarde y es hora de volver, y vuelves andando, sintiendo lentamente el susurro del viento y el movimiento de los arboles que ignoraste en tu ida frenetica. Te sientes vivo, te sientes el dueño del mundo y deseas que el camino de vuelta no termine nunca...

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