domingo, 29 de agosto de 2010

De partidas y regresos

Esto lo había realizado con una celeridad inusitada para ella, que siempre requería de un plan muy ordenado, el viajar de vuelta hacia la vida que decidió dejar atrás hace mucho tiempo, reencontrarse con los fantasmas del pasado no era algo que tuviera en mente, vaya, ni siquiera entraba en lo planeado rápidamente pero con mucha cautela. La planificación de cada una de las actividades era una manía que se instaló en ella desde mucho tiempo atrás.

Desde el día anterior ordenó el equipaje necesario para ese viaje relámpago pero impostergable, eran pocas cosas, objetos personales, de aseo principalmente, no acostumbraba a hacerlo de esta manera pero el tiempo apremiaba. El reloj despertador sonó mas temprano que de costumbre ese día, con la idea fija en la medida del tiempo no tardó en levantarse de la cama y entrar a la ducha, el ritual era largo, las distintas cremas que requería para cada parte de su cuerpo, desde la cara, el cuerpo, los pies, las manos e incluso el pelo, le llevaba algo más de cuarenta y cinco minutos. Al salir del baño todo debía de quedar impecable o si no, al menos en su lugar: shampoo, jabón, cremas, cepillo de dientes, peine; aunado a eso secar el baño que quedaba literalmente inundado después de cada ducha.

El problema era siempre la ropa, qué elegir para la ocasión, no porque fuera muy especial pero debería ser algo que le sentara bien, que la hiciera sentir segura, cosas superfluas quizás pero así era ella, todo debía estar bien coordinado, incluso el perfume, le gustaba tanto ese que despedía un ligero aroma a maderas. ¿El pelo debía estar recogido o dejarlo así, suelto, dándole un ligero aire de despreocupación. ? Lo recogió con un par de horquillas, dejando el acomodo a la casualidad. Se apresuró pues el autobús saldría en menos de cuarenta y cinco minutos, la llevaría a su pasado, era como si el tiempo se hubiera detenido un instante, como en un sueño del que empezaba a salir, sin embargo no lo pensaba así, no imaginaba que en esa casa sola la recibieran tantos fantasmas.

El viaje por demás fue cansado, cinco horas sentada junto a ese señor que roncaba y en cada inhalación que parecía que se iba a ahogar la alteraba notoriamente, sin contar con que la película que exhibían en el autobús era por demás aburrida, lo único bueno era que el idioma en que estaba era inglés así que no le distrajo de la lectura en la que se sumía a ratos, para aligerar el viaje, hacerlo menos tedioso y cansado. Sentía esa especie de revoloteo en el estómago, regresar a la ciudad que le dio mucho y que le quitó mucho también no era fácil, una especie de nausea la embargó cuando el autobús arribó al andén número seis, en el cual el chofer del autobús les agradeció su preferencia por viajar en aquella línea esperando que su estancia en la ciudad fuera agradable y que en el retorno no olvidaran elegir de nuevo el servicio que ofrecía la línea de autobuses.

Salió de la central de autobuses y la ciudad de lleno la recibió como reclamándole su olvido, su distancia y su fuga. Pensó que no podría haber cambiado mucho, un año no era tanto tiempo tampoco. Efectivamente, al abordar el pasaje, el chofer no le dirigió una mirada ni siquiera un saludo y cuando bajo tampoco le agradeció por preferir de entre los demás medios de transporte que haya subido al suyo. Al llegar a la puerta de su antigua casa se quedo un momento viendo el frente que si había cambiado, plantas nuevas, cortinas nuevas, pintura nueva, con decisión metió la llave en la cerradura y le dio vuelta, la puerta le franqueó el paso, ahí estaba de nuevo, en su casa. Encendió la luz y los objetos al igual que la ciudad también le reclamaron su ausencia, pero sobre todo su huida, no había escapatoria, todos los recuerdos la esperaban en cada rincón, en cada adorno, en cada habitación que recorrió, la soledad también la esperaba, no se había ido como ella pensó; no, la espero pacientemente a que regresara, no había duda, ella sabría que volvería y no tendría mas que afrontarla. Cayó de rodillas y los océanos salieron por sus ojos.

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