martes, 9 de noviembre de 2010

Porque la gente habla por hablar...

La cultura que hemos recibido hace que nos convirtamos en habladores continuos, tratando de evitar que nuestro interlocutor esté más actualizado que nosotros y donde pasamos a ser más subjetivos que objetivos.
Es un método muy difícil de eliminar que cada persona se convierta en dueño absoluto de la verdad, donde lo suyo pasa de ser opinión a imposición, y donde sin presenciar un acontecimiento da su opinión, formándola subjetivamente si es algo de nuestro entorno.
Esto nos lleva a escuchar cosas coherentes o barbaridades.
Los comentarios que, a veces, hacemos salir a la luz, si no tienen una fuente segura, se corre el riesgo de que sean malintencionados o carentes de veracidad.
Hablar por hablar engancha porque nos hace más compañía que otras cosas durante el día...

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