Extracto de mi primer ensayo

Desde el momento en el que se encarga una obra hasta el momento de entregarla, el cliente sin duda tiene una influencia notable en el proceso. Entrando en este tema resulta bastante interesante el hecho de intentar definir hasta que punto tienen influencia estas intervenciones. Es cierto que la estética juega hoy en día un papel fundamental, ya que quien reclama todas estas exigencias no es capaz ni siquiera de imaginar la serie de procesos, pensamientos y secuencias que se desencadenan a lo largo de un proyecto.
Alguien que piensa en una casa, por ejemplo, como un objeto terminado, cerrado, hermético, envuelto con un papel de regalo y rematado con un lazo, esta cuanto menos cerca de poder entender el significado de la palabra casa.
En toda obra arquitectónica residen una serie de características, de valores que son propios de su autor, que están íntimamente ligados a la forma de pensar del arquitecto, a su capacidad para entender el espacio y manejarlo a su antojo. El hecho de que alguien pueda pensar que los reclamos del cliente como bien pueden ser la elección de los materiales, la elección puntual de la distribución o de los metros a desarrollar de programa, la envolvente (la máscara que cubre el corazón de la arquitectura cuando únicamente atiende a funciones estéticas) o incluso las posibles modificaciones que pueda realizar el propietario, me resulta bastante triste.
Es cierto que todos estos factores son determinantes en la medida en la que el arquitecto pueda tener o no capacidad para tratarlos, integrarlos y resolverlos, pero no me cabe la menor duda de que a pesar de todo, existe algo que es inherente e independiente de todos estos factores exteriores, algo que simplemente es propio de cada proyecto y más concretamente de cada arquitecto y que ninguna causa externa puede modificar, , una huella que queda impresa hasta en el mas diminuto rodapiés.
En caso contrario preferiría haber ingresado en una escuela de bellas artes o de ingeniería antes que en una de arquitectura.