Hay amores que parecen como drogas malditas corriendo por tus venas haciendo estragos por todo tu cuerpo, algunas, te quitan la facultad de pensar y razonar, y sin estas dos facultades actúas como un autómata, solo te guías por recuerdos inútiles, por falsas esperanzas, porque en el fondo sigues soñando con que las cosas se parezcan a como te las imaginaste mientras el deseo de vivir se atenúa o deseas morir por completo. No hay nada en el mundo que te haga feliz, no hay alimento que te satisfaga y el recuerdo de su cara, de su figura y su voz te atormenta a cada momento. Te han reprogramado la mente y ahora solo puedes ejecutar un programa: ÉL.
Hay veces que las cosas más insignificantes ametrallan aún más a las mentes ya torturadas, otras veces esas cosas sirven para curarlas...
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