Es un método muy difícil de eliminar que cada persona se convierta en dueño absoluto de la verdad, donde lo suyo pasa de ser opinión a imposición, y donde sin presenciar un acontecimiento da su opinión, formándola subjetivamente si es algo de nuestro entorno.
Esto nos lleva a escuchar cosas coherentes o barbaridades.
Los comentarios que, a veces, hacemos salir a la luz, si no tienen una fuente segura, se corre el riesgo de que sean malintencionados o carentes de veracidad.
Hablar por hablar engancha porque nos hace más compañía que otras cosas durante el día...
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